Javier Cámara y Candela Peña son los únicos actores de la película, interpretando una especie de diálogo teatral que en principio esperas sea tan brillante como las primeras secuencias de la película. Según avanza el metraje, se producen algunos abandonos en el patio de butacas del Kino International. Pienso en algunos guiños que el guión hace al festival, del que Coixet fue jurado hace un par de años: Alemania se nombra al menos una docena de veces; Javier Cámara, vestido de Hugo Boss (una de las marcas patrocinadoras del festival), se marca un par de frases en alemán... Continúa la intensidad dramática en una especie de cementerio futurista, colores fríos para los sentimientos y reproches; cálidos para los (pocos) buenos recuerdos; blanco y negro de trazo grueso para los pensamientos filosóficos... A ratos pienso si no estarán interpretando una especie de "mito de la caverna". Otros ratos pienso en otras cosas que tienen que ver con necesidades primarias, como elegir un buen sitio para comer. Y pensando, pensando... me doy cuenta de que el drama y el dolor no traspasan la pantalla, o al menos a mí no me llega. Acogida fría y algunos aplausos de cortesía.
Vuelta a 2013: los noticieros siguen hablando de Bárcenas, urdangarines, una pareja de ancianos que se ha suicidado cuando estaba a punto de perder su casa... Dice Coixet que "España es como Gotham City, pero sin Batman". Me hubiera parecido mucho más interesante un diálogo entre Batman y Robin, intentando arreglar esto.
Llevo solo dos días de cine social y comprometido, y ya me apetece cine "escapista". Me voy al Berlinale Palast, que es donde está el glamour, y mañana me busco una comedia.
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